"Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma... y uno aprende que el amor no significa recostarse, y una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender que los besos no son contratos, y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.

 

 

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende, aprende...

 Con cada adiós, uno aprende..."

 

Borges.